me da asco la comida

Introducción: Cuando la comida genera rechazo

Sentir asco hacia los alimentos es una experiencia que va más allá de la simple falta de hambre. Muchas personas describen esta sensación como una aversión física o emocional al acto de comer, acompañada de náuseas, malestar estomacal o incluso ansiedad ante la visión u olor de ciertos alimentos. Este fenómeno, conocido médicamente como ageusia psicogénica o desorden alimentario selectivo, puede tener múltiples causas y afectar significativamente la calidad de vida.

Causas físicas del rechazo a la comida

Las razones por las que la comida produce repugnancia pueden ser tanto orgánicas como psicológicas. Comprender su origen es clave para encontrar soluciones efectivas.

Problemas gastrointestinales

  • Gastritis o úlceras pépticas: La inflamación estomacal altera la percepción del apetito
  • Reflujo gastroesofágico: La acidez constante crea asociaciones negativas con la alimentación
  • Infecciones intestinales: La gastroenteritis aguda puede dejar secuelas de aversión alimentaria

Alteraciones hormonales

  1. Disfunción tiroidea: El hipotiroidismo reduce drásticamente el metabolismo
  2. Diabetes mellitus no controlada: La hiperglucemia causa náuseas y saciedad precoz
  3. Embarazo: Los cambios hormonales del primer trimestre suelen generar repulsión alimentaria

Causas psicológicas de la aversión a comer

Cuando la comida da asco sin causa física aparente, suele haber factores emocionales involucrados. El sistema digestivo está íntimamente conectado con el cerebro a través del nervio vago, lo que explica por qué el estrés impacta directamente en el apetito.

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Trastornos de ansiedad

  • Fobias específicas a texturas o sabores
  • Síndrome del intestino irritable de origen nervioso
  • Ataques de pánico asociados al acto de comer

Experiencias traumáticas

  1. Haber sufrido atragantamientos graves
  2. Habituales discusiones familiares durante las comidas
  3. Historial de trastornos alimentarios no resueltos

Efectos secundarios de tratamientos médicos

Algunas terapias pueden provocar rechazo a los alimentos como efecto colateral temporal, pero en ocasiones este persiste tras finalizar el tratamiento.

Quimioterapia y radioterapia

La mucositis (inflamación de las mucosas) y las alteraciones en las papilas gustativas hacen que el 75% de pacientes oncológicos experimenten asco al comer durante su tratamiento.

Medicamentos comunes

  • Antibióticos: Alteran la flora intestinal
  • Analgésicos opioides: Producen estreñimiento y náuseas
  • Antidepresivos ISRS: Efectos secundarios gastrointestinales

Consecuencias de la pérdida prolongada de apetito

Cuando el rechazo a la comida se mantiene por semanas, surgen complicaciones que retroalimentan el problema:

  1. Deficiencias nutricionales: Hierro, vitaminas B y zinc suelen ser las más afectadas
  2. Pérdida de masa muscular y fatiga crónica
  3. Aislamiento social por evitar situaciones que involucren comida

Soluciones prácticas para recuperar el apetito

Superar la aversión a los alimentos requiere un enfoque multidimensional. Estos son algunos métodos avalados por nutricionistas y psicólogos:

Reeducación alimentaria progresiva

  • Platos pequeños para no abrumar visualmente
  • Comidas frías o a temperatura ambiente (menos olor)
  • Texturas suaves como purés o batidos nutricionales

Técnicas de exposición controlada

  1. Crear una lista jerarquizada de alimentos según rechazo
  2. Iniciar con mínimas cantidades del alimento menos aversivo
  3. Asociar cada exposición con estímulos positivos (música, aromas agradables)

Intervenciones médicas y terapéuticas

En casos donde el asco por la comida persiste por más de un mes, es crucial buscar ayuda profesional especializada.

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Tratamientos farmacológicos

  • Procinéticos: Mejoran el vaciamiento gástrico
  • Suplementos de CBD: Regulan náuseas y ansiedad
  • Apetitivos naturales: Jengibre, cardamomo o infusiones de menta

Terapia cognitivo-conductual (TCC)

Trabaja sobre los pensamientos automáticos negativos asociados a la comida mediante:

  1. Reestructuración cognitiva de creencias alimentarias
  2. Técnicas de relajación pre-ingesta
  3. Diarios de síntomas y progresos

Prevención y manejo de recaídas

Mantener los progresos requiere estrategias a largo plazo para evitar que reaparezca la sensación de asco hacia la comida.

Hábitos protectores

  • Rutinas de comida a horas fijas aunque no haya hambre
  • Ambiente relajado sin pantallas ni discusiones
  • Ejercicio físico moderado para estimular el apetito

Señales de alarma

  1. Pérdida de más del 10% del peso corporal en un mes
  2. Dificultad para tragar líquidos
  3. Mareos frecuentes o desmayos

Conclusiones: Recuperar la relación con la comida es posible

Aunque sentir repulsión hacia los alimentos puede ser desesperanzador, numerosos estudios demuestran que con el enfoque adecuado se puede restablecer un apetito saludable. La clave está en abordar simultáneamente las causas físicas y emocionales, siendo constante con las estrategias terapéuticas y permitiéndose pequeños avances diarios. Si el problema persiste, siempre es recomendable consultar con un equipo multidisciplinar de gastroenterólogos, nutricionistas y psicólogos especializados.

Lupita

por Lupita

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